"Cruces", oleo sobre madera
Pastor Iván
Tapia
P |
intura y fe. ¿Qué relación podrá haber entre ambas acciones, por cierto muy humanas, aunque la segunda está íntimamente relacionada con Dios? Es un tema que me interesa ya que desde niño pinto y lo sigo haciendo, aún ejerciendo el pastorado. La Pintura no es para mí un hobby, lo aclaro de inmediato, sino una vocación, un talento natural pero un don regalado por Dios al fin y al cabo.
La fe cristiana llegó a mi vida cuando tenía 21 años, con mi conversión a Jesucristo. Por supuesto algunos rudimentos y experiencias de ella tuve cuando niño; recuerdo que leí en mi infancia los primeros capítulos de Génesis y guardo bellos sentimientos de mi asistencia al Catecismo en la parroquia de mi barrio, donde aprendí el padrenuestro y el Credo, en un ambiente místico y solemne. Luego, en la adolescencia disfrutaba de los Salmos, leyéndolos como inspirados poemas.
Volviendo a la pregunta inicial, es innegable que la Historia del Cristianismo, ha estado a través de los siglos profundamente ligada a la Pintura y a las demás Artes Visuales, como la Escultura, la Arquitectura y Artes Menores. Desde la decoración de las lápidas de los sepulcros en las catacumbas de los primeros cristianos, nuestros sufridos hermanos en la fe, pasando por siglos de Arte Sacro inspirado en escenas bíblicas, hasta la construcción y decoración de grandes catedrales con sus vidrieras artísticas, la Pintura ha acompañado siempre a la fe.
Este arte es una creación estética, tiene por finalidad expresar sentimientos e ideas por medio de colores y formas en un espacio bidimensional. Puede ser figurativo, es decir que representa una realidad visible, o bien abstracto en que crea una imagen que no tiene un correlato en la realidad.
El Arte Sagrado tiene el propósito de ser incorporado a edificios y ambientes religiosos y su fin es motivar a la fe. Pero también puede haber artistas que realicen obras de espíritu cristiano con el único objetivo de expresar sus sentimientos de devoción a Dios.
En la Edad Media, en los siglos V al XV, hubo monjes que pintaron iconos representando a Jesús, María, los apóstoles, ángeles, etc., lo que hacían en completa concentración y meditación, tal que para ellos era una verdadera oración. También en aquella época profundamente religiosa, los libros eran copiados a mano e “iluminados”, o sea decorados en sus letras capiteles y guardas con finos motivos religiosos.
Mucho se podría decir sobre la relación que ha habido entre la Pintura y la Fe, a tal punto que llegó una época en que se sobrepasó de la admiración de las imágenes a su adoración, volviéndose idolatría. La Reforma del siglo XVI traería una mayor austeridad a los templos, vaciándolos de estatuas de santos y otras representaciones.
La fe, más que un sentimiento es una convicción, como lo declara la Escritura: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” (Hebreos 11:1) No requiere de imágenes ni sonidos; se basta a sí misma. No necesita de pinturas, cantos, luminarias, columnas, vestiduras, danzas, etc. porque en sí misma la Fe es cosa del espíritu. Mas nosotros los humanos, además de espíritu, tenemos alma y cuerpo, psique y soma. Somos almas o mentes que piensan, imaginan, sueñan… y somos cuerpos que sienten, perciben, poseemos sensibilidad visual, auditiva, motriz, etc. Entonces, como seres humanos, necesitamos ver, oir, movernos, sentir. En esta esfera es donde el Arte, sea la Pintura, la Música o la Danza, se hacen necesarias.
La Biblia destaca la Música y la Poesía en el libro de los Salmos; la ornamentación e implementación del Tabernáculo en el desierto, aquella Tienda de Encuentro con Dios; y la Arquitectura del Templo de Salomón. Fe y Arte han estado siempre ligados y es probable que lo sigan estando en la Nueva Jerusalén y en la eternidad, ya que Dios es la Suprema Belleza, el Creador de todas las cosas el Gran Artista por excelencia.
Cuando me inicié en el Camino de Cristo cometí el error
de abandonar la Pintura, pensando que era una actividad reñida con la fe. Después
de unos años pude darme cuenta que el Arte es un don maravilloso que el Señor
ha puesto en mis manos. Si usted es artista o tiene un hijo o hija artista, no
impida el crear belleza, estimúlelo a que lo haga. Tal vez pueda ejercerlo como
una noble profesión o quizás ponerlo al servicio del Señor y Su Iglesia.